Me llama una familiar para decirme qué me parece que su hijo estudie Económicas. Me quedo pensativo, porque en esta época de escasísimo trabajo, es muy importante elegir bien nuestros estudios.
Le pregunto por los intereses futuros del vástago. "Trabajar de directivo en una empresa, montar su propio negocio...", responde. "Mala cosa", pienso. "¿Se pelea el chaval con su hermana?", disparo.
"¿Y qué tiene que ver eso?", me comenta. "¿Se pelea mucho?", insisto. "Pues sí, como cualquier niño de su edad", me contesta al fin. "Que se dedique a otra cosa, no sirve para economista", le aconsejo.
Ser economista es ser experto en el arte de no crear conflictos. Evitar que nadie se sienta ofendido por nuestras acciones. Y pongo un ejemplo.
Imaginaos que os digo:
Hoy estoy muy contento. Acabo de volver de la oficina de Hacienda. Desde hace más de cinco años tengo un cliente que me debe 10.000 euros, y no hay manera de que me pague. Me tiene desesperado. Sobre todo porque necesito el dinero.
Total, que hoy -harto de perseguir a mi moroso- he ido a la oficina de Hacienda de mi ciudad. Me he plantado en una de las ventanillas, y le he dicho al funcionario que me atendía:
"Mira, ¿sabes qué?: que ya estoy harto de un cliente que me debe 10.000 euros. Así que subes ahora mismo a ver a tu jefe. Le dices de mi parte que me vais a dar ahora mismo los 10.000 euros. Y os encargáis vosotros de cobrarle a ese moroso. ¡Ya estás tardando!"
Total, que al poco aparece de nuevo el funcionario. Y me dice: Mire señor, comenta mi jefe que 10.000 no, pero que le podemos dar 9.000 euros. Y nosotros nos quedamos con su deuda.
Bueno, me ha fastidiado que no me den todo. Pero he aceptado. Así que me he vuelto a casa con los 9.000 euros y un dolor menos de cabeza. ¡Y que ellos se las arreglen con mi moroso! Yo ahora me voy a las Islas Mauricio una semana para celebrarlo.
¿Cómo os habéis quedado? Pensaréis: vaya cara que tienes. O sea, que has ido a Hacienda, te han dado 9.000 euros, y te has vuelto a tu casa con ellos. ¿Pero cómo es posible? ¡Qué injusticia!
¿Veis? Por eso es muy importante saber Economía. De esta forma no se hubiera producido este conflicto. Porque habría empleado unos términos más técnicos y elegantes. Y vosotros no os hubiéseis sentido afrentados. Ni con derecho a reclamar lo mismo.
Tal y como acaba de expresar el Consejero Delegado de un banco en España, siguiendo lo que es una petición más amplia en círculos financieros, habría dicho lo siguiente:
Hoy la banca tiene tiene una solución a la crisis. Se la hemos planteado al Ministerio de Economía y Hacienda.
Desde hace más de cinco años tenemos activos inmobiliarios por valor de 175.000 millones de euros, y no hay manera de colocarlos en el mercado. Los bancos necesitan ese dinero para sanearse.
Como no es viable recuperar en dinero el valor de esos activos, hemos acudido al Ministerio, y le hemos dicho a los responsables económicos que la solución sería crear un "banco malo". Dicho banco agruparía todos los activos de difícil venta que tiene la banca en su poder.
El banco malo sería adquirido por el Estado, y pagado a los bancos. A cambio se haría un descuento del valor de los activos. Y así, el dinero entregado por el Estado serviría para sanear los balances bancarios.
Una buena elección: Económicas. Una buena solución: un "banco malo" costeado con dinero público. Y un buen destino: Vacaciones en las Islas Mauricio... Para unos pocos.
Muy buen paralelismo, estupendo el artículo.
ResponderEliminarAcabo de leer en la prensa unos datos de una entidad bancaria, da igual el nombre... ahí van (en millones de euros):
ResponderEliminarExposición a inmobiliarias 15.256. De estos son considerados morosos 3.676, sospechosos 2.348. Por último y para rematar, los importes de las hipotecas ejecutadas: 6.024.....
Lo que queda, 3.208, son los considerados activos "sanos", o sea, cobrables.
Es un hecho asumido empíricamente que en nuestro sistema actual sin crédito las empresas no funcionan, y sin ellas se genera paro y es imposible seguir.
Digo esto porque, aunque ni soy banquero ni empresario y tampoco tengo en gran estima a las entidades bancarias, si hay que reconocer que, sea como sea, son necesarias para que esto funcione.
Se han hecho las cosas mal, porque en lugar de aumentar los fondos de capital básico para cubrir estas eventuales pérdidas, pérdidas que se me antojan muy superiores a los core capital exigidos, se debería haber "obligado" a la rebaja todos esos activos, bajando el precio de forma importante para darle salida al mercado, saneando así a los bancos. ¿Perdidas? Si, pero saneamiento a largo plazo también. Porque de este modo, seguimos mareando a la perdiz, sin crédito y con los datos que he escrito arriba, que son malos y pintan mal.
¿Y que se puede hacer? Bueno... Quizás no sea mal momento de aprovechar esos fondos de los que se habla en los diarios para ayudar a esas entidades a asumir esas pérdidas de forma REAL.
Quizás el problema no sea no ayudar a la banca, si no el COMO hacerlo: exigiendo seriedad, ausencia de "extras" a sus directivos, reparto de beneficios o imponiendo condiciones de apertura de líneas de crédito.
SALUDOS
Una paradoja es que a los bancos es el dinero publico que le esta ayudando a mantener el chirringuito (la burbuja imobiliaria) que han montado, es decir ayudamos todos a que nos venden pisos mas carros.Es obvio que el mercado imobiliario se maintiene artificialemente con la complicidad del estado.
ResponderEliminarNo me convence esa solución en absoluto, porque al final esto significa que el ciudadano de a pie pierde tres veces. Una porque le han subido los impuestos, otra porque ya se utilizó su dinero para rescatar a los bancos, y la última, y es que no contentos con lo anterior, se vuelve a utilizar dinero publico para lo mismo.
ResponderEliminarSi el "estado" compra activos basura, pierden los ciudadanos y ganan los bancos. Ellos han creado el problema, que ellos lo solucionen. El problema de fondo es que se niegan a asumir que esos 100.000 millones no los van a recuperar y van a tener que depreciar el valor de la vivienda hasta que se ajuste a la oferta/demanda actual. Mientras tanto, seguiremos esperando.