Ayer tuvimos reunión de nuestra comunidad de vecinos. Se presentaba tensa: el presidente cambió hace seis meses –sin avisar– el ascensor. Caprichos del hombre: un aparato ultramoderno y centralita digital; y muy caro.
La tensión se palpaba desde el principio. Todos afilando los cuchillos. Entró el presidente, y cuando la mayoría se preparaba para degollarlo, soltó de manera inesperada: “El ascensor no va a costar ni un euro a los propietarios”.
Silencio. Estupor. Se guardaron los cuchillos. Casi se transforman en abrazos al presidente. Pero éste continuó:
“¡Para el pago del ascensor vamos a usar el dinero que recaudamos para abonar seguro del edificio!”
¿Se cree que somos tontos?. ¿Y qué haremos con el seguro? Hoy tenemos una nueva reunión de vecinos. Se han agotado en la tienda de abajo los tomates. Por si el presidente aparece.
La semana pasada Europa, es decir Alemania (que a estas alturas es lo mismo), le hizo llegar al Ministerio de Economía español que si gastábamos más de lo que nos habían indicado para este año, podíamos correr la suerte de Grecia.
Para entendernos, que el Banco Central Europeo dejaría de comprarnos la deuda del Estado, que nadie quiere ya. Y para resumir: que nos iríamos a la quiebra inmediata.
Tampoco es que nos hayan apretado en exceso: nos permiten gastar un 6% más de lo que ingresamos (y la diferencia nos la prestan). Pero es que vamos a pasarnos un rato.
Como la banca es un pozo sin fondo, resulta que el Estado quiere tapar el agujero con dinero público, por motivos que aún no acabamos de entender muy bien, visto además el comportamiento de los banqueros quebrados.
Y como Europa no nos deja pasarnos del 6%, pues había que recaudar más impuestos para inyectarlos en la banca. Y para ello se manejaban varias opciones:
- Subir el IVA: Traería la consiguiente contestación social, porque se vería al instante en los precios de las tiendas.
- Subir la gasolina: Ídem de lo anterior. Con el inconveniente de que no se recaudaría tanto.
- Tirar del Fondo de Garantía de Depósitos: Como casi nadie sabe de su existencia, y menos por ese nombre, se vio como la opción más acertada.
El Fondo de Garantía de Depósitos no pertenece a los bancos ni al Estado. Es un fondo que se guarda para que si algún banco o caja quiebra, la gente recupere el dinero que tiene depositado.
Cuando nos dicen que nuestros depósitos están garantizados hasta 100.000 euros si un banco o caja quiebra, es cierto porque existe el Fondo de Garantía de Depósitos, de donde se sacaría el dinero.
El Fondo es en realidad como un seguro. Y se llena gracias a que cada banco o caja tiene que entregar a ese fondo el 0,2% de los nuevos depósitos que le hacen.
Por tanto, si eres de los pocos que puedes ahorrar, y vas a tu sucursal y depositas 1.000 euros, el banco tendrá que ingresar 2 euros en el Fondo. Y así los afectados por la quiebra de ése u otro banco podrán recuperar el dinero ingresado.
Ahora puedes entender por qué el banco te cobra esas antipáticas comisiones: primero para dar parte de ellas al Fondo, parte para cubrir los gastos bancarios, y parte para que los banqueros tengan jubilaciones millonarias (pero ésta es otra historia).
Como la mayoría de los ciudadanos tiene algo de dinero en el banco (por poco que sea), todos pagamos ese 0,2% de nuestro dinero al seguro que es el Fondo de Garantía de Depósitos.
El Ministerio de Economía ha afirmado que es justo que el agujero de los bancos y cajas “no lo paguen los contribuyentes, ni el Estado con más déficit”, sino que lo paguen los mismos bancos.
Y con esa excusa, se va a echar mano del dinero del seguro que hemos hecho entre todos para que nos devuelvan nuestro dinero si los bancos quiebran. Como si el dinero del Fondo de Garantía de Depósitos en vez de ser nuestro fuera de los bancos. De hecho no lo tienen en sus balances, ni aparece como de su propiedad: Porque es nuestro; de todos.
¿Qué pasará con nuestro dinero si el banco o caja en el que lo tenemos depositado quiebra?
¿Quién nos garantiza que nos devolverán el dinero de nuestras cuentas bancarias?
En mi comunidad de vecinos hemos comprado tomates. Pero en España se nos queda pequeña la tomatina de Buñol…
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