Durante mi reciente viaje a
EEUU pude contemplar una escena que no por habitual deja de
ser grotesca. Un señor estaba frente a la
caja de un minisupermercado en el aeropuerto de Chicago, y le decía al
dependiente con voz pausada:
- “Quiero, por favor, un sándwich
de jamón york y queso”.
El empleado, mirándolo con
cara de atención, le respondía:
- “Yo no comprender bien español,
tome su jarrón para florero”
Y de nuevo nuestro compatriota, más
lentamente:
- “He… dicho… que… quiero…
un… sándwich… de… jamón… york… y… queso”
Y tras un “mí entender ahora”,
desapareció el camarero, para volver al cabo de un rato con una silla abatible.
Finalmente, desesperado, el
cliente hispano decidió irse en ayunas; dándose cuenta de que no conseguiría
nada, y que tendría que apañárselas por su cuenta en ese lugar donde nadie le
entendía.
Durante estas últimas semanas –meses– contemplamos un protagonismo político,
a nivel nacional y europeo, que deja en la penumbra lo que verdaderamente
importa para nuestra economía: el día a día de nuestras empresas y nuestras
familias.
Se suceden reuniones, cumbres y medidas destinadas a solucionar temas
abstractos y muchas veces poco conectados con la realidad que todos vivimos –y sufrimos– diariamente en nuestras carnes. Y los ciudadanos se preguntan por la utilidad
de esas decisiones, a menudo acompañadas de fondos de cientos de miles de
millones de euros, que nunca llegan a ver.
Miles de empresas y empresarios que no paran de decir: “Nos
ahogamos, necesitamos crédito”. Y Bruselas respondiendo: “Mí dar 500.000
millones bancos para fluir crédito”.
Más de cinco millones de personas en nuestro país, y la mitad de los jóvenes,
no ya pausadamente, sino a gritos diciendo: “Necesitamos un puesto de trabajo
después de muchos meses en paro”. Y obteniendo por respuesta: “Mí voy enviar
expertos España”.
Todo un país clamando: “Que alguien haga algo por la economía real, la
nuestra, la de los comercios, las fábricas, los transportistas, los
agricultores...”
… Para por fin escuchar: “Si es alemán pulse 1, si es francés pulse 2, para
el resto de países llame en unos minutos”