Una cosa buena que ha traído la crisis es la paz familiar. "Pues ahora
no llegamos a fin de mes", dirás, pero te olvidas de la mejora que ahora
tienes en tu hogar gracias a la difusión del vocabulario económico.
Antes llegaba tu hijo y te pedía 20 euros, y tras tu negativa se liaba
bronca familiar. Ahora se presenta diciéndote que necesita algo de liquidez:
Mucho mejor; y más fácil que aflojes el monedero.
Porque es mejor aflojar, ya que si te niegas y le amenazas con echarle de
casa, te soltará aquello de "lo siento, papá, sabes que no soy
expulsable", en clara alusión a la situación de España en la Unión
Europea.
Y qué decir de las derramas en la comunidad de vecinos porque no queda un
euro en caja... Ahora te dicen que la caja sufre tensiones de liquidez; y
resulta entonces más tolerable.
Pero no todo se puede mirar con tan buenos ojos. Incluso se esperan
graves problemas en las playas este verano: Imagínate que sufres un fuerte
calambre mientras nadas mar adentro. Te da sólo tiempo a gritar "socorro,
aquí, rescatadme".
Y claro, antes los otros bañistas se habrían lanzado en tu ayuda, pero
ahora -acostumbrados al mundo financiero- se ponen a discutir los recortes que
el rescate te supondrá. Y te ahogas irremisiblemente.
Sin embargo, son más las ventajas que los inconvenientes. De hecho, ahora
se plantea el problema de cómo solucionar que 9 de cada 10 españoles piensen
que la economía va "mal" o "muy mal".
Podríamos explicar que no todos los españoles piensan que las cosas van mal
(queda 1 de cada 9). O incluso que un
porcentaje cualificado de personas cree que la economía va bien.
Pero en cualquier caso, siempre es mejor hablar de modo abstracto, usando
términos complejos del tipo crowding-out, devaluación competitiva o deuda
contingente convertible; no vaya a ser que tengamos que explicar que el consumo
ha bajado un 11%, o que la producción de nuestra industria un 8%, y que el paro
casi llega a 6 millones de personas.
Porque esos datos concretos son comprensibles, y más difíciles de solucionar; porque están a los ojos de todos: en nuestros comercios, en nuestras fábricas,
en nuestros amigos sin trabajo...
Pero no hay que preocuparse, porque si esos datos reales afloraran,
siempre nos quedará la Eurocopa.
Esperemos que gane España...