Por tercera vez desde que se creó este blog, realizamos un alto
en el camino ante unos hechos que me parecen lo suficientemente graves como
para hacerlo; porque afectan de manera especial al ciudadano.
Hemos pasado de un "jamás necesitaremos un
rescate" a "tenemos que estudiar las condiciones del rescate", para finalmente casi suplicar que nos rescaten; cuanto antes pero sin llamarlo así.
Ya hemos insistido en que un rescate es un fracaso: El de no
poder dirigirnos soberanamente, y necesitar que venga alguien de fuera a
hacerlo.
Se trata de una derrota sin admitirla, y sin
que los responsables -de uno y otro lado- se vean derrotados, sino que se alían con los que vienen
de fuera para echar las culpas -y las cargas- sobre los ciudadanos.
En las numerosas reuniones que estoy teniendo
individualmente con los que me lo pedís, el tema más común viene siendo qué hacer con
los pequeños o no tan pequeños ahorros (los que disfrutáis de esa suerte).
Miedo. Miedo es lo que más percibo, pues veis con recelo a unos bancos de los que ya no os fiáis. Y miedo por si el devenir de España y
su sistema financiero os hace perder vuestra seguridad futura; tanto
tiempo trabajada.
Pero desde hace un tiempo, ha surgido un elemento nuevo: Las consultas sobre las propuestas más o menos variopintas que os proponen para esos ahorros.
Mi primer consejo es siempre acudir a la abuela, para el que
la tenga, y proponerle la "inversión" que tenéis en mente:
LOS AHORROS DE LA ABUELA CLARA
Durante mucho tiempo, la seguridad en España se contaba por
el dinero que se tenía cerca de donde se dormía; por si había que salir
corriendo. Se trataba de personas que habían corrido, de pequeñas o ya más mayores, como consecuencia de la catástrofe de la guerra.
Hoy en día las catástrofes son más sibilinas, y ya no hay que correr: Se sufre dentro de casa. Sibilinas y ocultas, en nombres más o menos dulcificados: La guerra es crisis, y la derrota rescate.
Pero aunque el sufrimiento se oculte con seda, sufrimiento se queda. Por eso resulta bueno hablar con esas personas que han vivido el sufrimiento de la guerra; y sus
consecuencias.
Constataremos entonces que la abuela Clara tenía el
dinero a buen recaudo, en un sitio que le daba tranquilidad. Así que la primera pregunta que has de hacerte es:
¿Estás tranquilo con el sitio donde tienes tus ahorros?
UNA BUENA INVERSIÓN PARA LA ABUELA CLARA
La abuela tenía el dinero en casa, cerca, por si tenía que
salir corriendo... Y entonces esos billetes le servirían para dar de comer a
los hijos, o comprarles ropa de abrigo.
En aquella época, parece que la gente tenía menos luces que nosotros,
menos formación, y por eso no tenían bonos, pagarés de bancos, ni siquiera
plazos fijos... Sólo rústicas y sencillas cartillas de ahorro, donde se anotaban
sobre todo pequeños ingresos de dinero
Por eso la segunda pregunta que debes hacerte es:
¿Eran nuestros abuelos realmente tontos y nosotros realmente listos?
LOS BILLETES DE LA ABUELA CLARA
La seguridad la contaba en billetes. Aunque también tenía
sus joyas; por si tenía que venderlas, muy a su pesar.
Pero las joyas eran recuerdos, para ponérselos y recordar,
no una inversión. Ella no invertía en belleza: era bella.
Y si en esos tiempos donde pensaba que tal vez tendría que correr, le hubiesen propuesto cambiar su
seguridad, sus billetes, por más joyas (por oro), nos habría dicho: "¿Voy a
darle mis billetes a alguien a cambio de su oro, para luego ir a suplicarle que
me dé mis billetes de vuelta cuando los necesite? ¿Y si no me los
quiere devolver?
Por eso, la tercera pregunta que tienes que hacerte es:
¿Hay algo que te dé más seguridad y utilidad en
caso de necesidad que el efectivo?
La abuela Clara no era la más lista, ni entró nunca en la
universidad. Pero sacó adelante a su familia. Y tras unos años locos, ahora sus
nietos han dejado de pensar que ellos eran más listos que sus padres, y que sus abuelos.
Viene la guerra. Esa guerra que no pudo con Clara. Si tienes
abuela, pregúntale cómo lo consiguió. Y si no, trata de pensar cómo actuaría la
tuya.
Que cuando haya que correr no vayas sin maleta... Las
cosas claras.