Ayer me desperté
sobresaltado por una pesadilla. De hecho, hasta pasados unos minutos no logré distinguir
la realidad de lo que había sido mi sueño.
Estaba en mitad del
desierto, a punto de morir. La terrible sed iba a terminar con mis días. Alcé
por última vez los ojos al cielo para pronunciar mi última oración, cuando vi que
se acercaba un camión cisterna.
No podía gritar
porque la garganta la tenía en carne viva, pero trataba de agitar los brazos
todo lo que podía. Y el conductor me vio.
Lloraba de
alegría al ver bajarse a mi salvador del camión: Mi desdicha estaba a punto de
acabarse.
Vi entonces cómo
el camionero se acercaba al grifo con un cubo lleno de agujeros. Lo llenaba; y
cuando me lo acercaba a la boca, el agua ya había desaparecido de él.
Volvía al grifo
de nuevo con el cubo, pero antes de llegar el líquido a mis labios,
el cubo se quedaba otra vez vacío. Al tercer intento, ya cuando iba a perecer sin
remedio, me desperté de un sobresalto.
Aún intranquilo,
me duché disfrutando como nunca del agua, recordando mi terrible pesadilla. Y
me dirigí a tomar un café al bar de siempre; tras comprar la prensa económica.
Mientras atacaba
la tostada, y tras pasar las páginas que mostraban la derrota, no del Madrid
ante el Barça, sino de España ante el tándem Merkel-Sarkozy, me detuve a leer lo
siguiente:
- Los autónomos
españoles, es decir, los que tiran en buena medida del carro de nuestra economía
con sus pequeños negocios, no consiguen cobrar los 15.000 millones de euros que
les deben las distintas administraciones públicas.
- También les
deben 16.000 millones los muchos deudores privados.
- Han tenido que
adelantar al Estado 2.000 millones de euros en concepto de IVA por facturas que aún no han cobrado: en cuanto haces una factura, has de ingresar el IVA que allí se recoge, la hayas cobrado o no.
Empecé a
sentir un picor en la garganta, como si se me fuera a poner en carne viva, pero reprimí el improperio que se me ocurría. Y rápidamente pasé varias páginas buscando noticias más reconfortantes.
Apareció entonces
un titular que decía que una de las primeras tareas del nuevo gobierno será
sanear el sistema bancario, volcando recursos públicos en él, para que de esa
forma llegue el crédito a los ciudadanos y las empresas.
Esta noche he
vuelto a tener la misma pesadilla. Pero al bajarse el camionero, le he dicho
que no se esfuerce. Total, el agua no va a llegar…