Historia novelada (¿o no tanto?) de la convocatoria de huelga general:
JUEVES 1 DE MARZO:
El Presidente del Gobierno español, en una frénetica tarde de llamadas
cruzadas con Mérkel y Sarkozy, obtiene su beneplácito para subir el objetivo de
déficit.
El acuerdo consiste en que tiene que parecer que la Unión Europea no
transige fácilmente, por lo que ha de haber una apariencia de regateo; hasta
llegar a la cifra final de un déficit del 5,3%.
*ACLARACIÓN: El déficit es lo que el Estado gasta de más respecto a lo que
ingresa. En este caso, se mide con respecto al PIB (Producto Interior Bruto = Todo
lo que el país produce en un año), que es aproximadamente 1 billón de euros.
España tenía autorizado por Europa en 2012 un 4,4% de déficit en sus
cuentas públicas, es decir, gastarse 44.000 millones de euros más de lo que
ingresa. Subir al 5,3% supone poder gastarse 53.000 millones más de lo que se
ingresa.
VIERNES 2 DE MARZO:
El Presidente del Gobierno anuncia que el déficit de España se fijará en el
5,8% (dice una cifra más alta para que luego se quede en el 5,3%) y no en el 4,4% que estaba previsto. Es decir, propone gastarse 58.000
millones de más.
Por otro lado, como el Jefe de la Oposición le ha acusado en numerosas ocasiones
de no mostrar suficiente fortaleza en Europa, trata de aprovechar el momento y hace un alegato de su defensa de la soberanía de España a la hora de
tomar sus propias decisiones: Europa no le diría a nuestro país lo que puede o no
gastarse.
LUNES 5 DE MARZO:
Comienza la semana con un fuerte malestar en la Unión Europea tras el
discurso del Presidente español.
Se han entendido sus palabras como un pulso a la autoridad de la Unión para
imponer objetivos a los países miembros; y dado que ya están molestos con el
hecho de que Mérkel y Sarkozy monten reuniones previas que preaprueban todo,
deciden golpear en cabeza ajena: España.
Además, Bruselas teme que otros países tomen el mismo derrotero
soberanista. A lo que se suma que está a las puertas una sanción a Hungría por
incumplir sus objetivos de déficit.
El equipo del Presidente del Gobierno se da cuenta del error de haber entrado en el trapo puesto por el Jefe de la Oposición, pues la apariencia de
regateo se ha transformado en un pulso político: peligra lo acordado con los
presidentes francés y alemán; y los mercados pueden hacer subir la prima de
riesgo y poner en jaque de nuevo al país.
VIERNES 9 DE MARZO:
Ante la próxima visita del Ministro de Economía español a Bruselas, para
ratificar con sus socios lo ya acordado con Merkel y Sarkozy, se hace necesario
exteriorizar que España está tomando medidas duras (máxime cuando el Presidente
había dicho hacía poco que esas medidas le iban a traer una huelga general). Eso
serviría además para distanciarnos de la laxitud de Hungría.
Se producen contactos con las centrales sindicales para que las
movilizaciones de ese domingo sean lo más llamativas posible. Se pide además
que se formalice la convocatoria de huelga general, aunque
dejamdo la puerta abierta a desconvocarla "si el Gobierno atiende las
peticiones". Ello permitirá no celebrar la huelga si las condiciones
económicas empeoran.
A cambio, los sindicatos obtienen del Gobierno el compromiso de no apretar
en el recorte de sus subvenciones. Y aparecen ante la opinión pública como
abanderados de la lucha contra la reforma laboral.
Se contacta con el Presidente de la CEOE, y le piden que no replique las
movilizaciones sindicales con una excesiva escalada dialéctica. El Gobierno
estima unas pérdidas de 1.000 millones de euros si hay huelga. Pero si se
consigue que nos dejen endeudarnos en 9.000 millones más (desde el 4,4% de
déficit previsto al 5,3%), habrá merecido la pena. A cambio se promete estudiar
compensaciones para la CEOE, aunque sin definir.
El Presidente del Gobierno llama al Jefe de la Oposición y le pone al tanto
de la situación y contactos con los sindicatos. Le parece lógico que su partido
quiera también abanderar las protestas. Sin embargo, la presencia del Jefe de
la Oposición en ellas llevaría el límite más allá de lo deseable.
Por tanto, a cambio de su no-presencia en las protestas (acudirán
dirigentes de segunda fila), el Gobierno no le culpará en primera persona de la
situación actual: sólo de una manera genérica si se plantea el debate.
LUNES 12 DE MARZO:
Jean Claude Juncker, Presidente de Luxemburgo y del Eurogrupo (comisión
formada por todos los ministros de economía de la Unión Europea y con un
Presidente a la cabeza), recibe a nuestro ministro diciendo -ahorrándose la diplomacia- que
"el objetivo español de déficit del 5,8% está muerto"
MARTES 13 DE MARZO:
El Ministro de Economía español propone al Eurogrupo dejar el déficit en el
5,3% en vez del 5,8%. Una vez que se ha pasado de "imponer a la Unión Europea" a "solicitar", ese aumento menor es aceptado: La UE aparece
como vencedora frente a un estado "díscolo".
España obtiene así lo acordado con Mérkel y Sarkozy, y salva el malestar político creado: Nos dejan endeudarnos en 53.000 millones.
España obtiene así lo acordado con Mérkel y Sarkozy, y salva el malestar político creado: Nos dejan endeudarnos en 53.000 millones.
La Unión Europea multa a Hungría con 500 millones de euros por
incumplimiento del déficit, y añade -anticipando las comparaciones con España- que ese país "no ha tomado medidas drásticas": El efecto huelga
general ha surtido efecto. Austria y Polonia protestan por el doble rasero
aplicado a un país y a otro.
El Jefe de la Oposición dice que España debería desobedecer a Europa y no
aceptar el 5,3%, sino seguir firme con el 5,8% anunciado. En Moncloa ya han aprendido que una cosa es estar en la oposición y otra en
el Gobierno: No entran a este nuevo trapo.
RESULTADO:
España amplía el déficit del 4,4% al 5,3%. Además, presenta
los 9.000 millones adicionales no como un éxito sino como un fracaso: no ha conseguido los
15.000 que necesitaba; lo cual le permitirá adoptar nuevas reformas.
La oposición queda como precursora de enseñar los dientes en Europa, su
jefe no aparece como responsable de la necesidad mayor de endeudamiento, y se apuntan a las protestas frente a la reforma laboral.
La CEOE se queda tranquila con el daño menor que producirá la huelga,
siempre que la participación real no supere el 35%.
Los sindicatos vuelven a tener visibilidad pública y perfil reivindicativo.
La Unión Europea aparece con una imagen consolidada de organismo
supranacional, con capacidad de imponer sus políticas a los países miembros.
¡Camarero!: champán -francés- para todos; y además Francia se cobra el
favor no votando la renovación del único consejero español en el Banco Central
Europeo, que será a partir de ahora ahora... ¡Luxemburgués!
... Y las locomotoras del nuevo AVE a la Meca, adjudicado por Arabia Saudí
a España, que sean Siemens. Alemania dixit.