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viernes, 16 de marzo de 2012

HUELGA GENERAL: La semana que todos brindaron con champán


Historia novelada (¿o no tanto?) de la convocatoria de huelga general:

JUEVES 1 DE MARZO:

El Presidente del Gobierno español, en una frénetica tarde de llamadas cruzadas con Mérkel y Sarkozy, obtiene su beneplácito para subir el objetivo de déficit.

El acuerdo consiste en que tiene que parecer que la Unión Europea no transige fácilmente, por lo que ha de haber una apariencia de regateo; hasta llegar a la cifra final de un déficit del 5,3%.

*ACLARACIÓN: El déficit es lo que el Estado gasta de más respecto a lo que ingresa. En este caso, se mide con respecto al PIB (Producto Interior Bruto = Todo lo que el país produce en un año), que es aproximadamente 1 billón de euros.

España tenía autorizado por Europa en 2012 un 4,4% de déficit en sus cuentas públicas, es decir, gastarse 44.000 millones de euros más de lo que ingresa. Subir al 5,3% supone poder gastarse 53.000 millones más de lo que se ingresa.

VIERNES 2 DE MARZO:

El Presidente del Gobierno anuncia que el déficit de España se fijará en el 5,8% (dice una cifra más alta para que luego se quede en el 5,3%) y no en el 4,4% que estaba previsto. Es decir, propone gastarse 58.000 millones de más.

Por otro lado, como el Jefe de la Oposición le ha acusado en numerosas ocasiones de no mostrar suficiente fortaleza en Europa, trata de aprovechar el momento y hace un alegato de su defensa de la soberanía de España a la hora de tomar sus propias decisiones: Europa no le diría a nuestro país lo que puede o no gastarse.

LUNES 5 DE MARZO:

Comienza la semana con un fuerte malestar en la Unión Europea tras el discurso del Presidente español.

Se han entendido sus palabras como un pulso a la autoridad de la Unión para imponer objetivos a los países miembros; y dado que ya están molestos con el hecho de que Mérkel y Sarkozy monten reuniones previas que preaprueban todo, deciden golpear en cabeza ajena: España.

Además, Bruselas teme que otros países tomen el mismo derrotero soberanista. A lo que se suma que está a las puertas una sanción a Hungría por incumplir sus objetivos de déficit.

El equipo del Presidente del Gobierno se da cuenta del error de haber entrado en el trapo puesto por el Jefe de la Oposición, pues la apariencia de regateo se ha transformado en un pulso político: peligra lo acordado con los presidentes francés y alemán; y los mercados pueden hacer subir la prima de riesgo y poner en jaque de nuevo al país.

VIERNES 9 DE MARZO:

Ante la próxima visita del Ministro de Economía español a Bruselas, para ratificar con sus socios lo ya acordado con Merkel y Sarkozy, se hace necesario exteriorizar que España está tomando medidas duras (máxime cuando el Presidente había dicho hacía poco que esas medidas le iban a traer una huelga general). Eso serviría además para distanciarnos de la laxitud de Hungría.

Se producen contactos con las centrales sindicales para que las movilizaciones de ese domingo sean lo más llamativas posible. Se pide además que se formalice la convocatoria de huelga general, aunque dejamdo la puerta abierta a desconvocarla "si el Gobierno atiende las peticiones". Ello permitirá no celebrar la huelga si las condiciones económicas empeoran.

A cambio, los sindicatos obtienen del Gobierno el compromiso de no apretar en el recorte de sus subvenciones. Y aparecen ante la opinión pública como abanderados de la lucha contra la reforma laboral.

Se contacta con el Presidente de la CEOE, y le piden que no replique las movilizaciones sindicales con una excesiva escalada dialéctica. El Gobierno estima unas pérdidas de 1.000 millones de euros si hay huelga. Pero si se consigue que nos dejen endeudarnos en 9.000 millones más (desde el 4,4% de déficit previsto al 5,3%), habrá merecido la pena. A cambio se promete estudiar compensaciones para la CEOE, aunque sin definir.

El Presidente del Gobierno llama al Jefe de la Oposición y le pone al tanto de la situación y contactos con los sindicatos. Le parece lógico que su partido quiera también abanderar las protestas. Sin embargo, la presencia del Jefe de la Oposición en ellas llevaría el límite más allá de lo deseable.

Por tanto, a cambio de su no-presencia en las protestas (acudirán dirigentes de segunda fila), el Gobierno no le culpará en primera persona de la situación actual: sólo de una manera genérica si se plantea el debate.

LUNES 12 DE MARZO:

Jean Claude Juncker, Presidente de Luxemburgo y del Eurogrupo (comisión formada por todos los ministros de economía de la Unión Europea y con un Presidente a la cabeza), recibe a nuestro ministro diciendo -ahorrándose la diplomacia- que "el objetivo español de déficit del 5,8% está muerto"

MARTES 13 DE MARZO:

El Ministro de Economía español propone al Eurogrupo dejar el déficit en el 5,3% en vez del 5,8%. Una vez que se ha pasado de "imponer a la Unión Europea" a "solicitar", ese aumento menor es aceptado: La UE aparece como vencedora frente a un estado "díscolo".

España obtiene así lo acordado con Mérkel y Sarkozy, y salva el malestar político creado: Nos dejan endeudarnos en 53.000 millones.

La Unión Europea multa a Hungría con 500 millones de euros por incumplimiento del déficit, y añade -anticipando las comparaciones con España- que ese país "no ha tomado medidas drásticas": El efecto huelga general ha surtido efecto. Austria y Polonia protestan por el doble rasero aplicado a un país y a otro.

El Jefe de la Oposición dice que España debería desobedecer a Europa y no aceptar el 5,3%, sino seguir firme con el 5,8% anunciado. En Moncloa ya han aprendido que una cosa es estar en la oposición y otra en el Gobierno: No entran a este nuevo trapo.

RESULTADO:

España amplía el déficit del 4,4% al 5,3%. Además, presenta los 9.000 millones adicionales no como un éxito sino como un fracaso: no ha conseguido los 15.000 que necesitaba; lo cual le permitirá adoptar nuevas reformas.

La oposición queda como precursora de enseñar los dientes en Europa, su jefe no aparece como responsable de la necesidad mayor de endeudamiento, y se apuntan a las protestas frente a la reforma laboral.

La CEOE se queda tranquila con el daño menor que producirá la huelga, siempre que la participación real no supere el 35%.

Los sindicatos vuelven a tener visibilidad pública y perfil reivindicativo.

La Unión Europea aparece con una imagen consolidada de organismo supranacional, con capacidad de imponer sus políticas a los países miembros.

¡Camarero!: champán -francés- para todos; y además Francia se cobra el favor no votando la renovación del único consejero español en el Banco Central Europeo, que será a partir de ahora ahora... ¡Luxemburgués!

... Y las locomotoras del nuevo AVE a la Meca, adjudicado por Arabia Saudí a España, que sean Siemens. Alemania dixit.


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