De un tiempo a
esta parte, se viene transmitiendo públicamente la idea de que economía más que
una ciencia es un misterio.
Con ello, se
consigue que la población vaya dejando en manos de los "adivinos del
misterio" el descifrar decisiones que son difícilmente comprensibles.
Desde aquí
siempre hemos defendido -y defenderemos- que la economía debe estar presidida
por el sentido común, y ello implica que las decisiones deben ser claramente
comprensibles por aquéllos a los que afectan.
De otro modo,
los ciudadanos no podrán premiar o castigar decisiones políticas referentes a
esa economía, que se presentan como necesarias u obligatorias cuando tal vez no
lo son.
Pongamos varios
ejemplos que estamos viviendo estos días, que nos hacen formular preguntas sin
respuesta aparente:
1) Las pensiones no se revalorizan lo debido porque
"no hay dinero".
Esa revalorización supondría gastarse 3.000 millones de euros, que supuestamente no hay. Pero resulta que vamos a dar 37.000 millones de euros a la banca, que hemos pedido prestados a Europa con cargo a nuestros presupuestos del Estado.
¿No hay 3.000
millones y sí 37.000?
2) Se nos dice que a nivel político se está realizando
un gran esfuerzo, y que se se prima la austeridad.
Pero los
ciudadanos siguen preguntándose por qué seguimos teniendo la misma estructura
política del tiempo de la burbuja.
¿Cómo es posible
que ahora que hay mucho menos que gestionar, o mucho más que recortar, existan los mismos ayuntamientos, diputaciones, Senado y Parlamento?
Sólo un dato: La
semana pasada se acusó a un alcalde-senador de dejación
de deberes por estar todo el día en el Senado de Madrid. Se defendió
alegando que sólo dedicaba 3 horas a la semana al Senado. Sobran las palabras.
3) Se supone que necesitamos más que nunca que se cree
empleo, o al menos no se siga destruyendo, ya que tenemos la espeluznante cifra
de 6 millones de parados.
Pues bien: Se
suben los impuestos a los autónomos y pymes, el IVA a los productos que tan
esforzadamente tratan de vender, las administraciones no les pagan lo que les deben, y se les obliga a ingresar el IVA de las facturas que no han cobrado.
Todo ello
supuestamente porque el Estado tiene que recaudar dinero de modo inmediato.
Pero luego el que hay se gasta en subvenciones, cursos y otras
partidas que si crean empleo es sólo temporalmente y de
casualidad.
Al final, se
transmite a los ciudadanos que las cosas se hacen porque "se tienen que
hacer".
Pero que se sepa, ni se tienen que inyectar necesariamente ingentes cantidades de millones
a los bancos, que no dejan de ser empresas privadas, ni se tiene que seguir con
un Senado que es el cementerio de cargos políticos pasados, ni
hay que aumentar unos impuestos que luego se despilfarran.
Economía es elegir, dentro de tus alternativas: Intereses o ciudadanos, misterio o sentido común.
Pan o vino: Pero al pan pan, y al vino vino.
Pan o vino: Pero al pan pan, y al vino vino.