Sí, claro que sé lo que sientes: Estás asustada. Pero eso no te impedirá poner buena cara estos días de Navidad. Con tu familia.
Siempre has sido práctica, y por eso -con la práctica- no ves una salida a tu situación. Porque no puedes apretarte más; ni sabes de dónde ganar más.
Ya no sientes nostalgia al pasar por los escaparates estos días, porque los caprichos parece ahora que no estuvieron tu alcance nunca; y ya ni lo añoras. Al menos agradeces que este año la Navidad sea más discreta, y que menos luces no te hagan hundirte tanto.
Pero mira, déjame que te diga una cosa: No te vas a hundir; no lo vas a hacer. No puedes hacerlo.
No sé si al final aguantarás en pie por la responsabilidad, la rabia o el deber, pero necesitamos que sigas levantada: Lo necesitan tus hijos, tu pareja y tus padres; lo necesitamos nosotros.
Porque ya sabemos que, a base de no pisar la calle, los que nos dirigen -todos- se han alejado tanto que ya no forman parte de nuestro mundo. Un mundo de supervivencia, de no poder mirar más allá de un mes, y de tener que ganarse cada día.
Y nadie nos va a ayudar, sólo el saber que sigues ahí y que tú, al menos, no te has hundido. Ayúdanos: A tus hijos, tu pareja y tus padres. Sigue en pie. Lucha. Por los tuyos, por nosotros, que te necesitamos. Porque eres importante para tantos.
Feliz Navidad.... La nuestra por tenerte. En pie.