No es la primera vez, ni posiblemente la última, que en
nuestro blog traemos el siguiente trozo de película, con tanto sentido
económico:
La escena final de "Bienvenido Mr. Marshall" muestra claramente lo que puede
suceder cuando fiamos nuestra vida a factores meramente externos. Y lo mismo
sucede con la economía.
Ahora que estamos en verano, pero desde hace ya muchos
meses, no para de hablarse del turismo. Ciertamente se trata de uno de nuestros principales motores económicos,
pero ha de analizarse con mucho cuidado.
Aproximadamente la mitad de los ingresos
por turismo provienen de los españoles que deciden gastar su dinero en viajes,
hoteles, restaurantes, etc. Y la otra mitad de los que vienen de fuera.
Sin duda son cada vez más los extranjeros que deciden venir
a nuestro país, provocado por la mejora de nuestros servicios y en medida no
desdeñable por la mala situación política de destinos competidores como Egipto.
En este sentido, podemos decir que los extranjeros de la
película no pasan totalmente de largo, sino que se paran a consumir en el
pueblo dejar algo de dinero.
Pero la otra mitad de los ingresos por turismo provienen de
los españoles, y aunque ahora parece que empiezan a gastar algo más, ese
consumo se ha desplomado en los últimos meses y años.
En este caso, lo que más influye es el dinero que nuestros
ciudadanos tienen en el bolsillo, pues tratándose el turismo de un gasto
accesorio, se trata de lo primero que prescinden cuando notan las estrecheces.
Por ello, no hay nada más perjudicial para el turismo que
factores colaterales como pueden ser las subidas de impuestos, las bajadas de
sueldos y por supuesto el paro.
El devenir de una de nuestras industrias más importantes no
puede dejarse en manos del azar (guerras o problemas en destinos competidores)
o en la suerte de ser elegidos por los extranjeros frente a otros lugares, sino
que ha de cuidarse lo mismo que otros países cuidan sus industrias (véase
Alemania con el motor).
Si hasta para el automóvil hay un nuevo plan PIVE para
subvencionar la compra de nuevos vehículos, nuestra industria del turismo debería
cuidarse o al menos no castigarse. Y para ello hay que cuidar el bolsillo de
nuestros ciudadanos.
Porque parte de ese dinero irá a cuidar el turismo. Y el
turismo cuidará también de nosotros. Dándonos empleo.