- Abuelo, ¿y qué hacíais en el 2.013 cuando hubo aquella
crisis tan gorda?
- Qué íbamos a
hacer, Luisito, pues aguantar.
- ¿Aguantar? ¿No hizo nada la gente?
- ¿Y qué podíamos
hacer? Por aquel entonces en España todo estaba gobernado por partidos políticos:
El Parlamento, el Senado, el Poder Judicial, el mundo financiero, la policía…
- ¡Estaban en todos lados!
- Pues sí, pero
bueno, es lo que nos tocó vivir.
- ¿Y es verdad que se pasó mucha necesidad?
- Sí, Luisito, la gente
no tenía trabajo, y muchos se quedaban sin
casa porque sus abuelos no tenían tanta pensión como para mantenerlos a todos.
- Pues vaya. Pero, ¿no se podía hacer nada?
- Es que todo falló. Durante
un tiempo los que dirigían el país se dedicaron a ayudar al sistema
financiero, o a “poner las bases” como decían, con la esperanza de luego todo
iría mejor. Pero al final esas bases y ese sistema no llegaron a la gente.
- Y abuelo, ¿qué es la democracia?
- Era cuando la gente
votaba y elegía a las personas que querían que mandasen.
- ¿Sí? ¿Lo que me contaste de meter un papel en una especie
de pecera?
- Ja, ja, ja. Exacto.
- Qué raro, abuelito. ¿Entonces en Italia antes de que
nombraran a Monti se elegía al Presidente?
- Claro. Y en España también.
- ¿¡En España también!?
- Así es. Si quieres te los digo todos de carrerilla: Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.
Papá, ¿ya estás contándole otra vez tus batallitas al niño?
- Pero hija, la
historia no son batallitas: El niño tiene que aprenderlas...
- Mira, hay que ser prácticos: Todas esas cosas que le
cuentas no le vienen bien. Ahora lo que tiene que hacer es ser bueno y
ordenado, para convertirse en alguien de provecho el día de mañana. ¿A que sí,
Luisito?
- Sí, mamá.
- Bueno anda, despídete del abuelo, que tengo que plancharte
el uniforme.
- Auf Wiedersehen, abuelito.
- Adiós, Luisito.