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sábado, 27 de agosto de 2011

AGOSTO DE 2011: HEMOS QUEBRADO POR SEGUNDA VEZ. Y ahora a correr rápido...muy rápido

Cuando comenzamos con este blog, el título "Diario de la quiebra (de España) parecía algo alarmista. Fuimos recorriendo con los diversos artículos el lamentable estado de nuestra economía, así como las consecuencias próximas que ello nos iba a traer.

Pero los hechos posteriores han acelerado incluso el desenlace, en una quiebra y unas consecuencias que se vislumbran ya a diario. Incluso nos vamos acostumbrando a hechos sin precedentes en nuestra historia reciente.

Me temo que el “sangre, sudor y lágrimas” del discurso de Churchill que recogimos en el blog el día 17 de agosto (“DISCURSO DE WINSTON CHURCHILL A LA CÁMARA DE LOS COMUNES: 13 de mayo de 1940") ya se está cumpliendo. Pero la diferencia es que nadie nos ha avisado, sino que se está actuando a hechos consumados y saltándose la democracia, como comentamos ayer.

El año 2011 se recordará en los libros de historia como el año en el que España quebró de nuevo en dos años, tras la de mayo del 2010. Y mucho me temo que como el año en que nuestra democracia dejó de serlo, para convertirnos en un país tutelado política y económicamente por Alemania.

Es bueno que analicemos ahora esas dos fechas clave, que nos han llevado a la dura realidad presente, y que explican el porqué de nuestra pérdida de independencia y entrega de la soberanía:

MAYO DE 2010:

Repetidamente nuestro Presidente se ha referido a ese mes diciendo que “nadie sabe lo que le tocó vivir”. También para  tratar de explicar a los miembros de su partido el porqué de su giro político, y en definitiva su drástico choque con la realidad.

Un día de ese mes le comunicaron que España estaba en quiebra. Que nadie compraría los bonos del Estado que el Gobierno necesitaba colocar en los mercados para pagar su deuda. Algunos recordarán de los libros de historia las famosas quiebras y sucesivas ruinas de España en siglos pasados. Que unos reinados despilfarradores –incluso después de haberse traído ingentes cantidades de oro y plata de las américas- terminaban en una nación arruinada, diezmada por sus acreedores y con hambrunas en el pueblo.

Pues exactamente igual es el panorama que de repente se presentó como un monstruo ante nuestro Presidente:

- Un Estado despilfarrador: obras faraónicas, celebración de grandes y costosísimos eventos, subvenciones a todo tren, administraciones como pozos sin fondo de gastos…

- Una España que venía de vivir en la abundancia: esta vez en vez del oro y la plata, habíamos flotado en un boom inmobiliario que nos hizo pensar que éramos todos ricos.

- Ruina posterior: nos acostumbramos a vivir sin esfuerzo, el boom acabó, para mantener el ritmo de vida pedimos prestado, y al cabo de poco tiempo no podíamos pagar todo lo que debíamos.

Entonces el Presidente, como los reyes de entonces, viendo lo que se venía encima, intentó salvar la situación y tomar medidas drásticas. Pero las inercias de la buena vida eran tan grandes, que todo siguió prácticamente igual.

De nada sirvieron las llamadas de Obama tratando de animar a las reformas, ni las visitas de los ejecutivos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo a Madrid para tratar de que entrásemos en razón, ni los favores de China comprándonos hasta el 10% de nuestra deuda actual…

AGOSTO DE 2011:

Este mes ha sido el mes de la desaparición de la Unión Europea. La fulminó Alemania cuando descubrió que los males de Europa se le colaban en casa. Como comentamos el día 17 de agosto (“AYER SE ACABÓ LA UNIÓN EUROPEA: España, qué pena me das…”), Alemania se fue y se llevó con ella sólo a Francia.

En vez de adoptar de nuevo el marco como moneda, Alemania hizo suyo el euro: a partir de ese momento Merkel decidiría a quién, cuándo y en qué condiciones se le daría el dinero para sufragar su deuda. El Banco Central Europeo se convirtió de facto en el Banco Central Alemán.

Pero no pensemos que Ángela Merkel es la mala de la película… Pongámonos en la piel de los ciudadanos alemanes (por cierto, tras España y EEUU son los lectores más numerosos de este blog): tienen una gran productividad trabajando, un ahorro considerable, una deuda que nadie duda que vayan a pagar y con unos intereses bajos…

Y ahora resulta que como nadie quiere comprar bonos de deuda española (entre otros países), pues España acude al Banco Central Europeo (BCE) para que se la compre. Eso en teoría está prohibido, pues el BCE no puede comprar deuda de los países miembros, pero cede ante el riesgo de quiebra de nuestro país.

Pero ahora llega el mes siguiente, y España acude de nuevo al BCE, porque nadie quiere comprar su deuda. Y al poco otra vez...Hasta que Alemania, que es uno de los grandes surtidores de dinero del BCE piensa y dice: “de manera que yo trabajo con un gran ritmo y esfuerzo, ahorro, no hago grandes despilfarros… ¿Y tengo que pagar los excesos de los demás países, que viven en una continua fiesta? ¡Pues que paguen ellos su fiesta!”

Y entonces, cuando España acude de nuevo a que el BCE le compre su deuda, le cierra la puerta. Y España llama más fuerte, y grita, grita su Presidente, y hace que grite el líder de la oposición (que es amigo personal de Merkel)… Y al final nos dan una nueva oportunidad, pero esta vez –como no se fían de nosotros– nos exigen que conste por escrito al más alto nivel (la Constitución), y además que dejemos de inmediato de acudir con tanta frecuencia al BCE para que nos compre nuestros bonos de deuda.

Y se empieza a poner en práctica en cuestión de días y hasta de horas todo lo necesario para mostrar que a partir de ahora no vamos a pedir tanto dinero prestado:

1) Se reforma la Constitución con urgencia.

2) Se exige a las grandes empresas que adelante una parte importante de los impuestos del año que viene.

3) Se recortan los gastos farmacéuticos.

4) Se prolongan los contratos temporales y en prácticas: Se dice que es para reducir el paro –obvio-, pero la urgencia es por conseguir colocar a buena parte de los 900.000 jóvenes en paro, y que la Seguridad Social recorte su gasto social.

5) Tanta es la prisa y la urgencia por sacar dinero, que la Ministra de Economía intenta resucitar el impuesto de Patrimonio, y subir los impuestos a las rentas más altas, pero da un frenazo antes de salirse de la curva: le advierten que las grandes fortunas se llevarán su dinero fuera de España (son los únicos que tienen medios para hacerlo) y entonces decide parar de repente.

Y, aunque parezca mentira, todo ello en cuestión de unos pocos días.

Ahora se entienden las prisas, el gran consenso para adoptar las medidas, y hasta la eliminación de facto de la democracia en España: Un líder extranjero nos dicta lo que tenemos que hacer; y el Presidente actual y el Presidente que ese líder estima que será su sucesor, implementan lo que se les manda.

Y nos podemos preguntar: ¿para qué necesitamos entonces el Parlamento, Senado, Consejo de Estado, parlamentos autonómicos, etc.? Si hasta para una reforma constitucional nuestros líderes estiman que no es necesario más que reunirse entre ellos…

Nos hemos enterado ahora que la democracia sólo existe en la calma, pero no con las prisas. O eso dicen.
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