En el barrio tenemos a Luis Fernández, uno de esos
tenderos de toda la vida; de los que no te venden un kilo de manzanas, sino el
gustazo de comprarlo en una tienda de las de antes.
Su cara, siempre alegre, da los
buenos días a sus clientes vecinos, y tal vez a algún que otro forastero que pasa
por delante de la puerta de “Frutas Fernández”; aunque los que lo conocemos
sabemos que cada vez su sonrisa se le dibuja más forzada.
La crisis…
“Mi clientela se muere, y con
ella el negocio”, suele decir últimamente. Pero el morir no es sólo físico,
sino porque cada vez menos gente cruza su puerta. Aunque lo más
doloroso ha sido ver salir por ella a los dos empleados que antes lo ayudaban.
La marcha de María y Antonio fue
un verdadero trauma. "Pero si nadie viene a por fruta, no hay manera de que tres
bocas vivan de lo poco que se vende en el local", como bien dice el frutero.
Nadie compra…
A Luis Fernández siempre le han
preocupado dos cosas: La calidad de la fruta y el bolsillo de sus clientes.
"Jesús -me viene diciendo desde
hace demasiado tiempo-, de mi fruta me encargo yo, pero del bolsillo han de ocuparse los de
arriba: Mi fruta no tiene gusanos, pero los bolsillos sí porque se los meten".
No me tiene que explicar que si la gente no tiene
dinero en su bolsillo, por mucha calidad que tenga el producto -la fruta-, no hay quien la compre.
Los gusanos…
Los peores gusanos son los que se
comen el dinero de la gente, bien de golpe -como
sucedió con los malditos productos bancarios con trampa-, o poco a poco, con
impuestos que no se sabe exactamente adónde van.
Y si a los altos impuestos le
sumas los bajos salarios, entonces no hay dinero en esos bolsillos para comprar
un kilo de fruta.
Que vuelvan María y Antonio…
Y si no se van los gusanos, no
habrá dinero en los bolsillos, y entonces será imposible que vuelvan los
antiguos empleados: Para ello tiene que venderse más fruta.
Porque el frutero, y todos,
sabemos que o la gente tiene dinero para comprar fruta, o ya pueden abaratar
todo lo que quieran las contrataciones, que no podrán venir empleados a vender la
fruta que no se compra.
“El Gobierno reduce las cotizaciones sociales para nuevas
contrataciones indefinidas a 100 euros al mes durante los dos primeros años”