Se enteró Luis de que los tomates que gustaban en Finlandia eran más bien amarillos, y no paró hasta conseguir que los suyos tuviesen ese color.
Los vecinos del pueblo seguían
pensando en los tomates como semáforos, que se ponían rojos o verdes, con el amarillo sólo como algo intermedio que no gustaba a nadie. Pero Luis pensaba en Finlandia. Y en tomates amarillos.
Los finlandeses pagan más caro, se decía
cuando cada semana aparecía el camión con palabras indescifrables en idioma extranjero en la entrada
de su huerto, para llevarse su cosecha de medio semáforo: amarilla.
Al poco tiempo, Luis conseguía incluso balbucear algunos sonidos que los vecinos intuían sería una especie de
finlandés, pero desde luego nada que ver con el idioma del pueblo. Además, ya
casi ni frecuentaba el bar, que consideraba de poca altura para sus
grandes aspiraciones exteriores.
Pero algo debía pasar desde que
acabó el verano, porque el camión de palabras extranjeras indescifrables comenzó a venir con menor frecuencia. La crisis, decían unos, o que ahora importaban desde otros lugares, proponían otros. Pero el caso es que a
Finlandia parecía importarle cada vez menos el producto del ilustre vecino.
Al final, como era bien sabido por todos en el pueblo, del huerto se come cercano, y el agricultor vive de su pueblo: Si viene alguien de fuera se le hace
una fiesta, pero de fiestas no se vive todo el año.
- Las exportaciones españolas llevan tres meses cayendo.
- El déficit comercial -la diferencia entre lo que exportamos e
importamos- se ha duplicado también en los últimos 6 meses.
- Ello se ha debido a que las economías europeas están sufriendo un
retroceso o estancamiento, y no pueden salir fuera a comprar con tanta fuerza
como antes.
- El consumo de las familias españolas ha aumentado un 0,4% durante el último
trimestre.
- Ese consumo de nuestras familias ha provocado un crecimiento positivo de
nuestra economía.
- Las exportaciones son la guinda del pastel, pero la masa la compone
el gasto interno.
Continuará el jueves…