Miguel siempre había sido muy ambicioso. Por
eso, al heredar la vaquería de su padre, se puso a pensar en cómo reformarla para tener una vida distinta a la de él.
Antonio, en cambio, se caracterizaba por su prudencia. Él también había heredado la vaquería de su padre, cerca de la de
Miguel; pero huía de todo lo que pudiese considerarse un exceso, además de consultar con su progenitor jubilado las decisiones importantes: para él la experiencia y la prudencia eran una constante
en su vida.
Al poco tiempo, Miguel derribó la vaquería y construyó otra nueva, con grandes ventanales en marcos de titanio.
- Papá -le dijo el prudente Antonio a su
padre-, tienes que ir a ver las nuevas instalaciones de Miguel: ¡Impresionantes!
- ¿Para qué sirven? ¿Para que nazcan más
terneros?
- No, pero se ven muy bonitas.
- ¿Y cómo las va a pagar?
- El banco le ha dado un préstamo; y cada
día envía un camión de leche al banco para devolverle el dinero.
- Pero entonces tendrá menos leche, y no
llegará a fin de mes.
- No, pero ahora ordeña más tiempo a las
vacas, así que tiene un poco más de leche para pagarle al banco.
- ¿Y no se agotan las vacas?: Así no van a tener más
terneros.
- No sé, papá, supongo que no.
- Supones... Mira hijo, me parecen muy bien las bonitas instalaciones de Miguel, pero no olvides una cosa: si no hay más vacas,
no habrá más leche; y sin más leche, no hay quien mejore la vaquería ni pague esos gastos.
La
Unión Europea ha convocado -por fin- una cumbre sobre el crecimiento económico
en junio.
Llevamos
más de 250 artículos, y 3.000 comentarios, tratando de que la política
económica se centre en el crecimiento y la economía real.
Para
este viaje no hacían falta tantas reuniones, comisarios, parlamentarios, asesores y
analistas.
Más
vale tarde que nunca, dirán...
...
Los que no están entre los cinco millones y medio de parados.