Ahora que se va
acercando la Navidad, podemos evocar un pensamiento de esas fechas: Si quieres
algo, deséalo con todas tus fuerzas.
Pero hablando de
economía, podemos quedarnos en un pensamiento más moderado: Si quieres algo, al
menos no lo impidas.
Sabemos que
nuestra economía necesita crecer. Mientras esto no suceda, todo lo demás será
fuegos de artificio: Ni se creará empleo, ni el Estado conseguirá recaudar los
suficientes impuestos para poder pagar su inmensa deuda.
El problema
aparece cuando se intenta recaudar esos impuestos sin esperar a que la economía
crezca; o lo que es peor: recaudarlos impidiendo que la economía pueda crecer.
Incluso podemos
encontrarnos con la sorpresa de que tratando de recaudar menos impuestos
conseguimos más, porque la economía crece y hay más de dónde agarrar.
¿Qué pasa cuando
el Estado decide pagar 1.000 euros a todo aquél que se compre un coche? Pues
que los fabricantes ponen otros 1.000, y además el Estado recauda más IVA,
impuestos de matriculación, etc.
Al final,
algunos cálculos hablan de que por cada 1.000 euros que pone el Estado, recauda
3.000.
Pero podemos ir
más allá: ¿Qué ocurre cuando se estorba poco por parte de las asociaciones de
empresarios y trabajadores, se deja respirar a una industria y no se la asfixia
con regulaciones absurdas?
Pues que España
se convierte en el segundo país europeo en producción de coches este año, sólo
superado por Alemania.
Incluso podemos
apuntarnos la medalla de que Renault nos ha eligido frente a la propia Francia
para aumentar su fabricación a partir de ahora.
Ejemplos como
ése nos hacen pensar que España no es sólo turismo, que tanto nos está salvando
a pesar de las pocas ayudas que tiene, o la subida del IVA que castiga a los
que aún tienen intención de ir a hoteles y no son extranjeros.
Ejemplos como
ése nos hacen pensar que no podemos seguir sangrando a nuestras empresa y
ciudadanos para ayudar a un sistema financiero que supuestamente ayudará en el
futuro a esas empresas y ciudadanos: hay que fijarse en el presente.
Ejemplos como
ése nos hacen pensar qué pasaría en España si se dejase de castigar a los
autónomos y las pymes, que no tienen ayudas, pero sí más impuestos y facturas
sin cobrar de ese mismo Estado que les recauda.
Pasaría que la
economía respiraría, se podría contratar a alguien o al menos no despedirlo; y
todo aquél con ánimos para emprender lo haría.
Lo estamos
deseando, España está deseando salir adelante. Sólo espera que no le impidan
hacerlo.
Quitar
obstáculos. Ése es el deseo. De Navidad.
Papa Noel tiene
que dar de comer a los renos. O al menos no quitarles la comida.
Y desde luego no
puede hacerlos chuletas...