Un vaquero tenía 10 vacas que le producían 100 litros de leche al día. Como
el pueblo donde vivía era pequeño, conseguía abastecer a todos, a un precio de
1 euros el litro.
Un empresario tenía una gasolinera
con una capacidad de 1000 litros de gasolina al día. Como el pueblo donde vivía
era pequeño, conseguía abastecer a todos, a un precio de 1,4 euros el litro.
Pero llegó la crisis, y como venía menos gente a comprar leche, el vaquero
tuvo que bajar el precio a 0,75 euros el litro. De esa forma, conseguía vender
toda la producción de 100 litros, aunque ganase menos.
Pero llegó la crisis, y como venía
menos gente a comprar gasolina, el empresario subió el precio a 1,48 euros el
litro. De esa forma, ganaba el mismo dinero que antes, aunque vendiera menos gasolina.
El gasolinero no tuvo miedo de subir el precio, porque no tenía casi
competencia de otros empresarios, y además, solían ponerse de acuerdo entre
todos a la hora de fijar los precios.
De esta forma, no se hacían
competencia, y a pesar del descenso en el consumo de gasolina, no se veían
forzados a bajar los precios.
Hasta que un día, el gobierno se
enfadó y los mandó llamar:
- Vamos a ver: ¿Cómo podéis subir los precios ahora que hay menos consumo?
- Cierto, tiene toda la razón,
respondieron los gasolineros.
- ¿No os dais cuenta de que la gasolina es un bien necesario y que con
vuestra actitud castigáis toda la economía?
- Puede que tengas razón, no dejaron
de apuntar.
- ¿Entonces?, replicó indignado el dirigente.
- A ver, señor -comenzó el más mayor
de los gasolineros-, ¿cuánto ha subido la gasolina en este año de 2013?
- Pues nada menos que de 1,40 a 1,48 euros de media.
- Vaya, es mucho, ¿verdad?
- ¡Por supuesto! ¡Estáis explotando a la gente!
- Y una última cosa: ¿No es cierto
que 76 céntimos de esos 1,48 euros son impuestos?
- Bueno, os dejo que tengo una conferencia...