Ayer estuve cenando en un casino. Hacía años que no pisaba uno, y se me había
olvidado el ambiente cerrado y de lujo efímero que se respira allí.
Tras el postre, me acerqué a la ruleta, que estaba repleta de gente. Todos ponían unas
pocas fichas en las diversas casillas, menos un personaje que llamó
poderosamente mi atención. Elegantemente encorbatado y con aire de suficiencia,
apostaba siempre a la misma casilla: el 17.
Comenzó perdiendo un par de fichas, pero inmediatamente las repuso para
seguir apostando. Y cada vez que perdía, doblaba la cantidad: 2 al 17, 4 al 17,
8 al 17… Y así sucesivamente.
Yo estaba perplejo: ¿No se daba cuenta del riesgo que corría? Pero el
elegante señor seguía con su estrategia: 16 al número 17, 32 al número 17… Uno
de los que estaban sentados a la mesa miraba mi cara de escándalo y se reía;
supongo que de mi inocencia.
Pero ya lo siguiente fue toda una sorpresa: no lo obvio –que al elegante señor
se le acabaran las fichas-, sino que de repente se volviese al resto de los que
estaban allí y les pidiese parte de las suyas para seguir apostando.
Fue entonces cuando me di cuenta de que no entendía nada, y se ve que se me
notó, porque el risueño señor me llevó a un aparte:
- Eres nuevo aquí, ¿verdad?
- Pues sí. Y estoy perplejo.
- Mira, el elegante señor es un banquero, y el número 17 corresponde a las Comunidades Autónomas.
- ¿Y cuánto dinero ha puesto allí?, continué.
- 700.000 millones de euros.
- ¿Pero está loco? ¿Como les ha dado tanto dinero? ¿No se da cuenta del
riesgo que corre?
- Jajaja -se desternillaba mi interlocutor-: Qué va, si sale el 17 le pagarán mucho dinero.
- ¿Y si no sale y no puede recuperar su dinero?
- Bueno, ya has visto, el resto le daremos parte de nuestras fichas.
Con el dinero de nuestros impuestos, que se usan para tapar la ligereza de las Comunidades Autónomas para gastar... Y de los bancos para prestarles -pensé yo-.
- Lo siento, me marcho del casino, exclamé indignado.
- Lo siento, me marcho del casino, exclamé indignado.
- No te puedes ir: El casino somos todos.
Hacienda somos todos…