Cuando uno comprime un muelle, puede quedarse bajo nuestra mano haciendo
presión hacia arriba; presión que depende de la fuerza del muelle. Éste es el
caso más previsible.
Sin embargo, cuando uno presiona un muelle de mayores dimensiones, puede
que no tenga la fuerza suficiente para mantenerlo bajo su mano. Tal vez la
tenga al principio, pero al cabo de un tiempo el muelle acabará saltando por
los aires sin que podamos controlarlo. Pero éste no deja de ser otro caso
previsible.
El problema al presionar un muelle, es que muchas veces salta por donde
menos lo esperamos. Puede que la presión lo haga doblarse, y salir despedido
por el lateral de nuestra mano. Tal vez se haga un agujero en la mesa, y se
dispare por debajo.
O, lo que es peor, puede que la gran fuerza de la presión nos hiera la mano y tengamos
que retirarla, con un muelle que se nos estamparía en la cara.
Llevamos desde hace año y medio hablando de economía. Tal vez la nuestra característica más peculiar sea que tratamos de no perder la conexión
con las personas y el sentido común; y nuestra visión apolítica, como se ha
comprobado a lo largo de dos gobiernos distintos.
Ese estar pegados a tierra, y el olor a calle, nos hace acertar tantas veces, y sobre todo llegar antes de tiempo, como puede confirmarse releyendo lo
escrito durante este tiempo.
La economía no mejora, y eso lo saben todas las personas que pisan la calle cada día. A
estas alturas, cualquier lector sabe que puede ser cierto que la prima de riesgo está más baja, y
que el Estado y los bancos consiguen dinero más barato, pero...
- ¿Qué pasa con el consumo que hace
que los comercios no tengan que cerrar?: Que no para de caer, porque nos da miedo sacar la cartera para gastar en lo que sea.
- ¿Qué ocurre con el crédito
necesario para financiar a las pymes y los autónomos?: Que prefieren jugar al Euromillones, pues tienen más posibilidades de conseguir dinero por ese camino que acudiendo a un banco.
- ¿Que sucede con los impuestos, la
luz, el gas...?: Que están tan altos que los pequeños empresarios ya no esperan ganar algo, sino perder poco.
Y con todo ello, algunos dirigentes piensan en políticas irreales para nuestro país, como las que buscan que las empresas contraten más, cuando la realidad es que necesitamos urgentemente que dejen de echar gente a chorros: 6 millones de parados.
Ésa no es una cifra general, son 6 millones de desesperaciones que se
levantan cada mañana tratando de ahogar un llanto o salvar lo que les queda de
autoestima.
Pero la tragedia aparece cuando llegan al punto de no retorno de no tener
nada más que perder. Porque 6 millones de dramas no se
pueden mantener bajo la mano siempre: Ejercen mucha fuerza, que se multiplica ante la
injusticia; y la corrupción, sobre todo la corrupción, de un signo y otro.
El muelle. Comprimido.
Incontrolable. Que puede saltar. Por donde menos lo esperamos.