Ahora que tanto se habla de los "mercados", y especialmente del
"castigo de los mercados", conviene no olvidar qué son esos mercados;
para no caer en la tentación de echarle culpas que no les corresponden, o lo
que es peor: usarlos como excusa para las propias.
De todas formas, cada época ha necesitado de sus chivos expiatorios. Así,
hemos recorrido toda una lista de culpables a los que hemos achacado nuestros
males: desde los masones a los judíos, los ingleses o los franceses, la mala suerte o los árbitros en el fútbol...
Pero los mercados no son otra cosa que inversores que deciden libremente qué hacer con su dinero. A veces confían en ti, en tu país, y traen sus fondos. Pero cuando ven que su dinero peligra, huyen a sitios más seguros.
Por tanto, podemos decir que tu abuela forma parte de esos supuestos malvados entes que nos castigan a diario. Sí, sí... Tú que la miras con tanto cariño cuando vas a visitarla -tan frágil como parece- que no te quepa la menor duda: es una especuladora insaciable, devoradora de nuestra economía.
Por tanto, podemos decir que tu abuela forma parte de esos supuestos malvados entes que nos castigan a diario. Sí, sí... Tú que la miras con tanto cariño cuando vas a visitarla -tan frágil como parece- que no te quepa la menor duda: es una especuladora insaciable, devoradora de nuestra economía.
Siento ser yo quien te abra los ojos. Pero si los mercados son los culpables de nuestra penosa situación, también lo es tu abuela...
¿Recuerdas la semana pasada
cuando te dijo que había sacado su pensión del banco, porque no se fiaba de cómo
están las cosas?
Pues ahí lo tienes: tu abuela decidía, mientras la creías haciendo
ganchillo, castigar a nuestros bancos cortándoles su fuente de liquidez; dando al traste con la buena labor de sus gestores. No, lo la consideres una pobre anciana tratando de salvar sus ahorros de toda la vida: es la causante de las dificultades que atraviesan los cualificados directivos de nuestras entidades.
Pero no se quedaba ahí su estrategia de acoso y derribo a nuestro sistema
financiero, sino que además insistía en mermar la confianza de otros inversores
difundiendo mensajes interesados -"no se fiaba de cómo están las
cosas"-: sin duda trataba de debilitar nuestras entidades sin
una base real, que no es sino unos bancos y cajas que están realizando un gran esfuerzo para que fluya el crédito.
Ahora entenderás por qué luego sacó a colación que
"ella ya había vivido esto antes": un mensaje especulativo que no
tenía en cuenta el gran esfuerzo de nuestra banca por superar una situación
complicada, en un contexto de enorme dificultad.
Te lo diré claro: tu abuela es una enemiga de nuestro país, que no ha
querido ver que si su pensión corre peligro es por la situación en Grecia, y la
política económica de EEUU durante la última década, no por problemas internos nuestros.
Ella, ella es la culpable del estado de nuestro sistema financiero. Tu abuela y los mercados han acabado con la buena gestión y control que se ha realizado en nuestras entidades, que sólo han mirado por el bien común y la protección de los intereses de sus clientes.
Por cierto, me comentaste que el otro día la pillaste con una caja de más de paracetamol en la mesilla de noche, ¿no?
Ya me extrañaba a mí que nuestro sistema sanitario estuviese tan mal... ¡Es tu abuela! ¡Y los mercados también!