En el despacho oval, en la época de Clinton, había colgado un letrero que decía
"Es la economía, estúpido". Con ello, el Presidente quería no perder
de vista que la economía era lo que al final le importaba a sus votantes; y la
piedra de toque para ganar las elecciones.
Llevamos repitiendo por activa y
por pasiva, por escrito, radio y televisión, en artículos y vosotros en los
comentarios, que "es la economía real, estúpido", pero se ve que el
letrero no es lo suficientemente grande para que algunos lo vean.
La economía meramente financiera ha hecho y hace mucho daño: La necesidad de obtener rápidos y elevados beneficios, que el mundo
real no puede otorgar, no termina de dejarnos.
Por un lado, tenemos el mundo del
trabajo cada día de sol a sol, de sembrar para recoger más adelante, de
fabricar para vender recorriéndose todas las carreteras del país, y salir al
extranjero para conseguir nuevos mercados.
Y por otro, el mundo de las finanzas
apalancadas, derivadas y estructuradas, que hace ya mucho tiempo que se alejó
del anterior; y pasó de estar a su servicio a funcionar por libre.
Pero el problema del mundo
financiero es que se comporta como una tela de araña, que te engancha y no hay manera
de salir. Y así, todo aquél que se arrima a ella corre el riesgo de quedar
atrapado.
La red te atrae con su brillo, y
te vas alejando del lenguaje de los tomates, la producción de piezas para
coches, las habitaciones ocupadas en los hoteles; y del sueldo medio de las
familias, el número de parados en los pueblos y el coste de la luz.
Te va atrapando la red con la
necesidad de sanear los balances de las entidades bancarias, las operaciones de carry-trade con el Banco
Central Europeo y los vaivenes de la prima de riesgo.
Y aunque lo que contiene la red es importante, te va ocultando el nexo con el mundo real: Comienzas a hablar de miles de
millones de euros, cuando en la calle se pasa de usar billetes de 50 a los de
20, y luego de 5 euros; y eso los que los tienen.
Finalmente, dices sólo como
coletilla la idea de que estás pendiente del mundo financiero como paso previo a arreglar la economía real. Pero tú y los que te rodean saben que ese paso no
lo vas a dar, al menos en el corto o medio plazo.
Hay que tener cuidado con la red; para que no nos atrape. Y si eres un dirigente económico, como sabemos que son
algunos de los que se pasean por este blog, te voy a poner dos ejemplos para
que compruebes si has quedado atrapado y no te das cuenta:
1) Si estás contento porque hemos
dado un golpe de efecto en Bruselas, diciendo que en vez de cumplir con el
objetivo de déficit del 4,4% este año (es decir, que el Estado se va a gastar
un 4,4% más de lo que ingresa) vamos a tener un 5,8%, porque somos un país
soberano y nadie nos impone lo que hemos de gastar...
... Y no has caído en la cuenta
de que ese mayor gasto hay que pagarlo, las familias y las empresas, con
mayores recortes (posiblemente sociales) e impuestos en el futuro:
ESTAS ATRAPADO EN LA RED.
2) Si te sientes alegre porque
España va ganado prestigio en Europa, y la seriedad de sus medidas hace crecer nuestro peso en las decisiones importantes...
... Y no te has enterado de que
el nuevo acuerdo de la Unión Europea con Marruecos ha dejado desprotegido al
campo español y a miles de trabajadores; y que la flota pesquera española ha
recibido su enésimo golpe con el amarre de los barcos en Cádiz por la mala
negociación en Europa.
ESTÁS ATRAPADO EN LA RED
Y a ver ahora quién te saca de
ahí. Te recomiendo que salgas como puedas, y rápido.
Porque si no sales te acabarán sacando. Como en Grecia. A fuego.