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miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL RESCATE (y III): Camarero, un Martini... Y el camarero eres tú


Tal vez uno de los momentos más difíciles tras el parto, es la elección del nombre para el recién nacido, lo cual puede marcar su futuro devenir: No es lo mismo Juan que Felipe, Alfonso que Julián; o Basilio que Eufrasio.

En el mundo financiero pasa lo mismo: La elección del nombre es crucial para el devenir de un producto o una estrategia. No es lo mismo tratar de vender un depósito que nunca te devolverán, y que casi seguro no te dejará intereses, que una Participación Preferente.

No es igual tampoco decir que he cogido dinero público para comprar los pisos que los bancos han embargado a los ciudadanos, a que he creado un vehículo de inversión inmobiliaria. En este caso, también se emplea "banco malo", lo cual resulta ambiguo, porque resulta malo para los ciudadanos, pero no para los bancos agraciados con el dinero.

Y nos topamos ahora con el famoso "rescate"...

Nuestra primera sensación es de alivio, de que por fin van a sacarnos del agua en el que hemos estado tratando de no ahogarnos; ya sin fuerzas para seguir nadando.

Y en éstas viene el yate salvador, lujoso, con bandera alemana; y ya nos vemos en cubierta disfrutando de un Martini... Pero tras divisarnos luchando con el agua al cuello, parece que el yate aminora la marcha.

La Unión Europea ha mostrado al mundo que cuando las cosas funcionaban todo era alegría y grandes reuniones de los presidentes de los distintos países. Pero cuando han pintado bastos, cada país se ha replegado sobre sí mismo, y se han tomado decisiones basadas en los mandatos de uno o dos países solamente -los fuertes-.

Gritamos con las pocas fuerzas que nos quedan: "¡Aquí, aquí!", pero el barco comienza a dar vueltas alrededor nuestro, temiendo que se mojen sus lujosos camarotes con el agua sucia que llevaremos a cubierta.

Parece claro que países como Alemania se han beneficiado de la crisis actual, pues reciben préstamos a intereses muy bajos, que le sirven incluso para prestarnos a nosotros ese mismo dinero sacando un beneficio con el pase. Sin embargo, han comenzado a actuar cuando han visto que la debilidad del resto de Europa hacía caer sus exportaciones, y por tanto debilitaba sus economías.

Y finalmente llega la embarcación a nuestra vera, ansiosos que estamos de ver la escala que nos llevará a la salvación. Va bajando, y ya casi la alcanzamos. Pero en ese momento oímos una voz potente que nos dice que antes de subir tenemos que aceptar limpiarnos bien de arriba abajo, y además, no estaremos en cubierta, sino en la cocina fregando platos.

Rota Europa, y el sueño de una Unión de iguales luchando por un futuro mejor, nos queda ahora un proyecto de igualdad donde unos serán "más iguales" que otros.

Se esfuman nuestros sueños de Martini. Pero preferimos un poco de calor y comida a ese mar que nos ahoga. Y decimos a todo que sí -¡que sí!-, porque no podemos más.

El Banco Central Europeo comprará la deuda española bajo unas estrictas condiciones. Que incluyen nuevos recortes e impuestos. Como siempre, el que presta pone las reglas, y en este caso no son otras que asegurarse que el dinero será devuelto.

Y baja entonces la escala, y nos aferramos a ella mientras subimos. A un sitio que no sabemos ya muy bien si se llama realmente rescate.


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