Ayer estuve cenando con mi amigo
Dimitri. Entre plato y plato tocó hablar de economía. Y de la desesperación de
los ciudadanos de Spanska, su ciudad natal.
El sindicato de transportistas
tiene allí una histórica posición de dominio, que le lleva incluso a influir en
el devenir de los distintos gobiernos. Por eso, no se atreven a entrar a fondo
en su funcionamiento.
Pero el transporte en su ciudad
es fundamental, pues todos sus negocios dependen de él para su funcionamiento.
Así se entiende que una simple decisión como la de no mandarte camiones pueda
dar al traste con los esfuerzos de muchos años, e incluso generaciones de
esfuerzo empresarial.
Con la crisis actual, los
transportistas han decidido reducir al mínimo su actividad, para evitar que
alguien pueda no pagarles. Sin embargo, mi amigo me dice que en realidad lo que
eso esconde es que los transportistas tienen una deudas inmensas contraidas con
sus proveedores, que no les fían más gasolina, y por tanto no pueden dar
servicio.
Tema aparte es la mala gestión de
esas empresas, con directivos que se dedicaron a usar sus servicios para
beneficio propio. Incluso hubo algunos que se compraron coches de lujo y usaron
la gasolina de la empresa para su uso.
Lo más sangrante de todo -me
cuenta- es que los transportistas están recibiendo parte de los impuestos
municipales para animarles a dar servicio a las empresas locales; pero esos
fondos nadie sabe dónde han ido.
Por eso, ahora el alcalde de
Spanska ha decidido tomar cartas en el asunto, ante el gran daño que los
transportistas están causando en su ciudad. Sin embargo, las medidas anunciadas
han dejado fríos a sus cuidadanos, más incluso que el clima que ellos tienen.
Parece ser que se obligará a los transportistas a que salden sus deudas, e incluso van a usar fondos públicos para que lo hagan; y que así puedan empezar a dar un mayor servicio al resto de
empresas y ciudadanos. Dicen que incluso quedará todo resuelto en un año.
Pero en Spanska siguen
desesperados. Les parece muy bien que se creen las condiciones para
que los transportistas empiecen a circular, pero ellos sólo quieren que de una vez comience transporte, que les lleguen los camiones, y puedan de esa manera salir adelante todos.
Salir adelante, dejar atrás la
crisis. Los ciudadanos y las empresas. Con el transporte -el crédito- de los
transportistas -los bancos-. En Spanska, en España. Que el alcalde se baje del
Guindo.