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lunes, 22 de abril de 2013

LA HISTORIA Y LA ECONOMÍA SE REPITEN (II): En España no hay sheriffs... Ni bandidos


El sheriff de Dodge city, Kansas, tenía el sombrero cubriéndole los ojos. Dormitaba; ajeno a la pérdida del futuro del pueblo a manos de los hermanos Dalton.

Su indolencia aumentó más si cabe el enfado de los habitantes, ya de por sí alterados por el robo de las cabezas de ganado. Pero ahora parecía que la autoridad iba a tomar cartas en el asunto.

La insistencia del pueblo hizo que el sheriff desapareciera en el horizonte, al encuentro de los hermanos Dalton; y algunos se esperanzaron con ver de vuelta las vacas: ¿Acaso no eran suyas?

No había aún caído la tarde cuando regresó la autoridad con cara complaciente, como queriendo transmitir una buena noticia. Y en tres minutos estaba todo Dodge City en la plaza de la iglesia convocado por el pastor; de almas en este caso.

- Vengo con buenas noticias, vaqueros -gritó el sheriff con la fuerza de quien parece decir verdad-.

- Menos mal que tendremos por fin nuestro ganado, que mi vaca Molly estaba a punto de parirme -repuso la viuda O'Hara ante la envidia de los vecinos.

- A ti nunca te parieron: ¡Saliste dando tiros! -le soltó Jimmy, el tendero y su eterno pretendiente-.

Y mientras se apagaban las risas, continuó el sheriff:

- Bueno, todo el ganado no lo recuperaréis, pero casi todo sí.

¡¡¡ Spaaaannnnkkkk !!! Sonó así de fuerte la campana, como nunca antes, ante el asombro de los habitantes al comprobar que era fruto del impacto de una bala.

Y se oyó entonces a lo lejos la voz del viejo Harry:

- Somos vaqueros pero no tontos, sheriff; y aquí lo que se espera es recuperar lo nuestro: Ni más... ni menos.

Se abrió entonces un pasillo entre la multitud de afectados por los Dalton, para que pasara Harry mientras seguía con su retahíla:

- Y si no nos dan lo nuestro, sentimos amenazadas nuestras vidas, como ahora tú -sheriff- ves amenazada la tuya tras lo de la campana. Así que cuenta ese trato que propones, que espero consista en traer de vuelta el ganado.

El sheriff respiró hondo, lo necesitaba: Había acordado con los Dalton la devolución del 30% de las vacas, en el mejor de los casos.

En el fondo esperaba que esta película del Oeste se hiciera española; donde los inversores en preferentes podían recuperar tan sólo el 30% de su dinero -como las vacas- sin que pasara nada.

Necesitaba un final español, donde no se sabe quién es el bueno y quién el malo. Pero él estaba en Dodge City, Kansas, y no en Madrid.

Y allí todavía había buenos y malos. Sheriffs y bandidos...


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