AÑO 1.340. Castillo del Reino del Lago.
ESCENA 1: La burbuja de la abundancia
Hace muchos años, en un país lejano, existía un rey que vivía en un lujoso palacio al pie de un gran lago.
Los súbditos vivían felices y tranquilos. Sus campos eran fértiles y daban cosechas abundantes.
ESCENA 1: La burbuja de la abundancia
Hace muchos años, en un país lejano, existía un rey que vivía en un lujoso palacio al pie de un gran lago.
Los súbditos vivían felices y tranquilos. Sus campos eran fértiles y daban cosechas abundantes.
No faltaba de nada, sobre todo porque el agua llegaba a todos los lugares
del reino, gracias a un sistema de conducción encomendado a los regueros. Incluso algunos habían construido grandes casas que rivalizaban con el castillo.
Los caminos se arreglaban, y las plazas se adornaban con bellas flores.
Además, se organizaban en el reino continuas fiestas y torneos.
ESCENA 2: La crisis
ESCENA 2: La crisis
Pero llegaron varios años de terribles sequías, y el lago empezó a
secarse. Los campos no producían y se abandonaban.
Los regueros apenas hacían llegar el agua a las gentes, porque además habían descuidado
las cañerías, y estaban llenas de agujeros por las que se escapaba el poco líquido que quedaba; y no fluía a las personas ni los campos.
No había trabajo, y la gente vagaba por las calles desesperada, sobre todo
viendo cómo el agua del lago se agotaba; tanto que ya no les quedaba ni
para beber.
Los súbditos acudían al castillo, confiando en que el rey pusiera solución a sus problemas. Pero el monarca no era muy consciente de esas dificultades, y no lo solucionaba: El agua en el lago seguía bajando, y nadie se preocupaba de hacer pozos para
obtenerla por otros medios.
ESCENA 3: El cambio de gobernante
ESCENA 3: El cambio de gobernante
Pasó el tiempo, y el rey murió. Sus súbditos estaban tan desesperados, que
apenas lo lloraron. Y entronaron a un rey de un nuevo linaje, con la
esperanza de que solucionase sus graves necesidades.
El nuevo monarca se dio cuenta inmediatamente del problema de falta de agua,
y que el lago estaba casi vacío; y comenzó a dar órdenes, para alivio de los
desesperados habitantes.
ESCENA 4: Las nuevas medidas
Dispuso el rey que se entregase agua en abundancia a los regueros, para que así fluyese a los campos y a los sedientos ciudadanos… Pero no se daba cuenta de
que ese líquido nunca llegaba, porque se perdía por los agujeros de las cañerías.
Organizó el trabajo en los campos, para que la gente dejase de vagar por
las plazas… Sin percatarse de que los campos estaban abandonados.
Ordenó por último que se dejase ir al lago con sus tinajas a todos aquéllos
con los que el reino estuviese en deuda.
ESCENA FINAL: Los resultados
Los días pasaban, y a pesar del gran movimiento que trajo el nuevo reinado, el agua seguía bajando en
el lago. Y los habitantes se preguntaban hasta cuándo duraría, porque nadie se había preocupado de encontrarla de otra manera.
A ese paso el agua se agotaría, y no quedaría tampoco nada para sus hijos…