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miércoles, 17 de agosto de 2011

LOS POLÍTICOS, LOS VOTANTES Y LA CRISIS: Las verdades estorban


Muchos son los que se dedican a echar ahora la culpa de nuestros males económicos a los políticos. Pero lo más curioso es que son ellos mismos los que culpan a otros políticos de esos males. Y mientras, el común de los mortales los mira sin saber exactamente quién nos sacará de ésta. Pero es que además queremos que nos saquen sin escuchar malas noticias.

Varios ejemplos cercanos:

- Antes de ayer Obama inició un viaje por varios estados de EEUU, conocidos como Cinturón del Maíz por ser lugares de agricultores de ese producto y no precisamente millonarios. Lo primero que ha hecho ha sido echarle la culpa de los males económicos que últimamente sufre EEUU a la oposición republicana. Tira por tanto balones fuera, y no dice cómo piensa reactivar la economía norteamericana.

- De Zapatero ya sabemos la tendencia a echar la culpa a “los mercados”, la situación mundial y otros conceptos más o menos abstractos. Y todo mientras se han generado cinco millones de parados. Y lo peor en este caso es que posiblemente ni él sepa por qué.

- Pero si nos vamos a Rajoy, ¿qué nos promete?: Bajar los impuestos y no realizar recortes sociales (no como Zapatero según él). Pero ya sabe que Europa nos va a imponer justo lo contrario, y tanto el IVA como las prestaciones tienen ya marcada sus respectivas sendas desde fuera.

Y voy a sacar a colación un hecho que todos recordaréis: el famoso debate entre Pedro Solbes (PSOE) y Manuel Pizarro (PP) en el 2008. Todos sabemos que lo ganó Solbes, porque negó la crisis; y lo perdió Pizarro, por anticiparnos todo lo malo que se nos venía encima. Indudablemente, era más agradable oír que no pasaba nada que ver lo mal que lo íbamos a pasar.

Mucho se ha usado aquél debate para decir cómo el Gobierno nos ocultó la verdad. Y es verdad que lo hizo. Pero… ¿Qué pasó con el PP tras el debate? Pues que relegó al Pizarro a la última fila por haberlo perdido y asustar a los votantes, y en definitiva, por haber sido “demasiado sincero”.

Pero hay que tener en cuenta que al fin y al cabo lo que pasó con Pizarro es que sus verdades hicieron perder votos al PP. Es decir, que los ciudadanos no le votaron… porque no querían oír cosas malas en medio de la fiesta económica que ya se veía que estaba acabando, pero que queríamos continuar.

Mucho se ha alabado a Winston Churchill por ser un hombre sincero y haber prometido a sus ciudadanos aquel “sangre, sudor y lágrimas”. Pero no nos engañemos: en España Churchill no estaría ni en el grupo mixto…Porque no tendría partido que le acogiese. Porque no tendría votantes.

PD: Os recomiendo vivamente el discurso de Churchill, breve pero intenso, del siguiente artículo.

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